- Sintamos que la tristeza, la apatía y la falta de ilusión forman parte de nuestra rutina diaria, incapacitándonos para sentir de forma plena.
- Todo a nuestro alrededor lo percibimos amenazante y nos sentimos solos, incomprendidos o desatendidos.
-
Pensamos que la desgracia se ha cebado en nosotros y comenzamos a asumir que todo nos sale mal y que las cosas no van a cambiar.
-
Vivimos atenazados por miedos e inseguridades que limitan aspectos de nuestra vida.
-
Padecemos obsesiones aparentemente irracionales, vivimos en un constante estado de angustia o estress, sufriendo crisis de ansiedad con o sin motivo aparente
- Cuando la sensibilidad y la emocionabilidad nos desbordan, llevándonos a reacciones desproporcionadas.
-
Los problemas de comunicación enturbian nuestra relación con los demás, pareja, amigos, familia....; cualquier dificultad de otra índole que nos impida relacionarnos de forma adecuada y positiva
en el entorno laboral, social, familiar...